LO PERSONAL ES POLÍTICO.

Por: Diana Fernández V.

El feminismo tiene una historia de lucha de 300 años, donde constantemente se ha buscado la igualdad entre los hombres y las mujeres. La historia describe 3 olas del feminismo y en cada una de ellas se ha conseguido dar pasos para la igualdad real; destacando el: Conseguir el voto, el acceso a estudios, a trabajar, a ser propietarias de un bien, al divorcio, entre otras. Estos derechos que ahora tenemos las mujeres, antes eran impensables, por ello la importancia del feminismo que ha tenido como vía para lograrlo, la lucha social, la resistencia y la rebeldía.

A día de hoy, se sigue luchando por conseguir aquellos derechos que nos corresponden y no tenemos, por ejemplo: decidir sobre nuestro cuerpo, el acceso al aborto, a un trabajo digno y con igualdad salarial, tener una vida libre de violencia machista, entre otras.

¿Y que quiere decir qué lo personal es político?

Desde que nacemos, las mujeres sufrimos opresiones sobre nuestro cuerpo, sobre nuestras emociones, sobre nuestras capacidades, sobre todos los aspectos de nuestra vida y en todo momento, por ejemplo: Invaden nuestro cuerpo poniéndonos aretes en las orejas para diferenciarnos de los bebes niños, nos educan con muñecos y juguetes que nos inculcan cuidar (como rol materno). Históricamente hemos sido relegadas a un rol de asistencia para el hombre, somos secretarias, enfermeras, amas de casa y nos limitan el poder ocupar cargos directivos como presidentas, alcaldesas (con sistemas “democráticos” que priman la participación masculina), entre otras profesiones masculinizadas.

Como dice Kate Miller: En virtud de las condiciones sociales en que nos hallamos sometidos, lo masculino y femenino son dos culturas y vivencias totalmente diferentes. El desarrollo de nuestra identidad depende de la suma de todo aquello que la familia, los iguales, el profesorado, la sociedad, la cultura en la que vivimos consideran propio de cada género (temperamento, carácter, intereses, gestos, méritos, conductas apropiadas). En la niñez te marcan unas pautas acerca de cómo comportarte y pensar según el género que se te ha impuesto por el sexo con el que naces, y en la adolescencia esto se endurece.

Nacer y ser criadas en una sociedad que nos impone determinadas conductas y creencias, nos limita, nos lleva a vivir una adultez cargada de sufrimiento físico, emocional y mental; cuando decimos que lo personal es político, es entender que los problemas que sufrimos las mujeres no son un tema individual, no le pasa solamente a una, o dentro de casa, es algo que nos a todas, por el hecho de nacer y ser mujeres.

Cuando comprendieron esto las compañeras de los años 70, crearon el slogan: “lo personal es político”; permitieron visibilizar que la violencia machista es algo que ocurre dentro de la familia y no es un problema aislado, es un problema de todas las familias, igual que el incesto, las agresiones sexuales, las violaciones, los femicidos, es decir, se visibilizó la violencia es estructural y parte de un sistema patriarcal que se ejerce desde el machismo.

Comprender lo personal como político en la lucha histórica de las mujeres ha permitido que se pueda exigir el acceso a una política pública, a leyes, y servicios que el Estado tiene la obligación de dar a las mujeres, entendiendo que, lo que le pasa a una, nos pasa a todas. El Estado tienen la obligación de generar programas y proyectos que visibilicen las desigualdades existentes para poner fin a ellas, lastimosamente; el capitalismo, el sistema patriarcal, la estructura del Estado y los hombres que están en el poder, impiden que se pueda ejercer un pleno desarrollo y práctica de los derechos, sobre todo en niñez y mujeres.

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